
Sentirse nervioso antes de un examen o una entrevista es algo normal, pero en los trastornos de ansiedad ese temor va mucho más allá. La persona puede experimentar miedo o tensión sin una razón clara. De acuerdo con la OMS, estos trastornos se encuentran entre los problemas de salud mental más frecuentes a nivel mundial.
Principales tipos de trastornos de ansiedad
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
El TAG se caracteriza por una preocupación constante y difícil de controlar. La persona suele anticipar peligros que nunca llegan a ocurrir. Por ejemplo, un padre puede angustiarse pensando en riesgos para su hijo aunque este esté seguro y disfrutando de su día.
Trastorno de pánico
Se manifiesta mediante episodios súbitos de miedo extremo —los ataques de pánico—. Se acompañan de palpitaciones, mareos o sensación de falta de aire. No es raro que quien los experimenta por primera vez crea estar sufriendo un infarto y acuda a urgencias (Mayo Clinic).
Respuesta: Pueden detenerse temporalmente, pero sin atender las causas suelen volver. La terapia profesional es lo que ofrece un alivio duradero.
Trastorno de ansiedad social
Quien lo padece siente un miedo intenso a ser observado o juzgado en público. Un estudiante, por ejemplo, puede evitar responder en clase aunque conozca la materia, únicamente para no pasar por una posible humillación.
Fobias
Las fobias son miedos desproporcionados e irracionales hacia objetos o situaciones concretas, como volar, las alturas o ciertos animales. Aunque la persona sepa que no existe un peligro real, su cuerpo responde con pánico.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
El TEPT aparece tras experiencias traumáticas como accidentes, violencia o guerra. Los síntomas más comunes incluyen recuerdos intrusivos, pesadillas y evitar todo lo que recuerde al evento (NIMH).
¿Por qué se desarrollan los trastornos de ansiedad?
Las causas suelen ser complejas y se combinan entre sí:
- Genética — cierta predisposición heredada.
- Factores biológicos — desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina.
- Experiencias vitales — traumas, estrés continuo o agotamiento.
- Rasgos de personalidad — alta sensibilidad frente a las tensiones.
Investigaciones en PubMed muestran que la interacción de estos elementos incrementa el riesgo de padecer ansiedad.
Síntomas más habituales
- Preocupación o miedo persistente
- Dificultad para concentrarse
- Irritabilidad
- Manifestaciones físicas: palpitaciones, sudor, temblores
- Problemas de sueño
Los síntomas varían en cada persona. Algunos pueden sufrir insomnio, mientras que otros presentan dolor estomacal cuando la ansiedad aumenta.
Ejemplos reales
María, de 28 años, relata: «Antes me sentía segura, pero empecé a despertarme por las noches pensando en el trabajo. Incluso los fines de semana se volvieron tensos, con miedo constante a equivocarme». Su historia refleja cómo el TAG puede apoderarse silenciosamente de la rutina.
Carlos, de 35 años, dejó de conducir tras un accidente. Solo sentarse en un coche le provocaba pánico. Su caso ilustra claramente un TEPT.
Formas de afrontarlo
Psicoterapia
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es considerada uno de los enfoques más eficaces (APA). Permite identificar pensamientos distorsionados y aprender nuevas estrategias de afrontamiento.
Red de apoyo
El acompañamiento de familiares y amigos es esencial. Un sencillo «te escucho y estoy contigo» puede marcar una gran diferencia.
Respuesta: Escuchar, validar sus emociones y recordarle que no está solo.
Hábitos saludables
La actividad física, un descanso suficiente y una alimentación equilibrada ayudan a disminuir los síntomas (Harvard Health).
Cuándo acudir a un especialista
Si la ansiedad interfiere en las relaciones, el trabajo o el descanso, es señal de que se necesita ayuda profesional. Cuanto antes se inicie el apoyo, mayores serán las posibilidades de recuperar el equilibrio.
Este artículo es solo informativo y no sustituye la atención profesional. Si presentas síntomas, busca orientación con un psicólogo o médico calificado.