
En una forma moderada, ayuda a movilizarse: rendir un examen, hacer una presentación, detectar a tiempo un peligro. Pero cuando la ansiedad se vuelve frecuente, excesiva y limita la vida, puede tratarse de un trastorno de ansiedad, un grupo de condiciones que hoy se consideran entre los problemas de salud mental más comunes en el mundo. Según la OMS, en 2019 vivían con trastornos de ansiedad alrededor de 301 millones de personas; en el primer año de la pandemia de COVID-19, la prevalencia global de ansiedad y depresión aumentó aproximadamente un 25%.
Ansiedad: normalidad o trastorno
Cómo reconocer la diferencia
La ansiedad normal surge como respuesta a un factor estresante concreto (por ejemplo, una entrevista de trabajo) y desaparece cuando la situación termina. La ansiedad clínica es una preocupación persistente y excesiva que se mantiene incluso sin una amenaza real y se acompaña de tensión corporal, irritabilidad, problemas de sueño y otras manifestaciones. La Asociación Psicológica Estadounidense (APA) define la ansiedad como una emoción caracterizada por la anticipación de peligro y síntomas somáticos de tensión; a diferencia del estrés, la ansiedad puede mantenerse sin un desencadenante evidente.
Un ejemplo cotidiano
Un estudiante se pone nervioso antes de un examen y su pulso se acelera —esto es normal. Pero si durante meses antes de la evaluación imagina escenarios catastróficos, duerme mal, pospone tareas por miedo al fracaso y deja de asistir a clases, la ansiedad ya interfiere con su funcionamiento diario y es momento de hablar con un especialista.
Causas de la ansiedad: por qué aparece
No existe una única causa que "active" la ansiedad. Las investigaciones actuales describen la naturaleza multifactorial de los trastornos de ansiedad: influyen la herencia y la neurobiología (funcionamiento de la amígdala y los sistemas de estrés), las experiencias tempranas, los estresores crónicos, los patrones de pensamiento (catastrofización, perfeccionismo), así como condiciones comórbidas (por ejemplo, depresión). Los estudios destacan que la combinación de factores biológicos y psicosociales aumenta la vulnerabilidad, mientras que los desencadenantes individuales "mantienen" la ansiedad.
Respuesta: Las formas leves a menudo disminuyen al reducirse la carga de estrés. Pero si los síntomas persisten, es mejor buscar ayuda para evitar que se cronifiquen.
Desencadenantes y factores que la agravan
- Estrés crónico y sobrecarga: la activación prolongada de la respuesta de "lucha o huida" agota al organismo y puede mantener la ansiedad.
- Sustancias: la cafeína, ciertos estimulantes, así como intoxicaciones o la abstinencia de algunas sustancias o fármacos pueden provocar o intensificar síntomas ansiosos.
- Grupos de edad: en adolescentes, los trastornos de ansiedad son de los problemas emocionales más frecuentes; su intensidad se ve influida por la carga escolar, las redes sociales, entre otros factores.
- Crisis y eventos externos: grandes conmociones sociales (como la pandemia) se asocian con un aumento de la ansiedad a nivel poblacional.
Síntomas de la ansiedad: señales de alerta
Cognitivos y emocionales
- Pensamientos intrusivos de "qué pasaría si...", dificultad para concentrarse, anticipación de lo peor.
- Sensación de tensión interna, irritabilidad, percepción de amenaza o "fatalidad inminente" sin causa evidente.
Estas manifestaciones son frecuentes en el trastorno de ansiedad generalizada y en otros trastornos del espectro ansioso.
Fisiológicos
- Palpitaciones, sudoración, temblores, tensión muscular y dolores.
- Dificultad para respirar, "nudo" en la garganta, náuseas, espasmos abdominales, trastornos del sueño.
Esto refleja la respuesta natural de estrés del cuerpo y la sensibilidad elevada de los sistemas que preparan para la amenaza. Los síntomas también pueden aparecer en ataques de pánico: episodios repentinos de miedo intenso con un pico en pocos minutos.
Conductuales
- Evitar situaciones (viajar en metro, hablar en público, someterse a exámenes médicos), conductas de verificación constante (buscar garantías, monitorear el cuerpo).
- Reducción de la actividad, bajo rendimiento académico o laboral, conflictos en las relaciones.
Formas frecuentes de ansiedad (resumen)
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): preocupación crónica y difícil de controlar por distintas áreas de la vida (trabajo, salud de seres queridos, finanzas), a menudo acompañada de problemas de sueño, fatiga y tensión muscular.
- Trastorno de pánico: ataques de pánico recurrentes y miedo a que vuelvan o a sus consecuencias.
- Trastorno de ansiedad social: miedo intenso a ser evaluado o juzgado negativamente en situaciones sociales.
Cuándo buscar ayuda
Consulte a un psicólogo o médico si la ansiedad dura semanas o meses, interfiere con el trabajo, los estudios o las relaciones; si evita con frecuencia actividades importantes, experimenta ataques de pánico, nota alteraciones del sueño o del apetito, o si la ansiedad está relacionada con el consumo de sustancias o fármacos. En casos agudos o con riesgo de autolesión, busque de inmediato ayuda de emergencia en su región.
Respuesta: No siempre. Para muchas personas la psicoterapia es eficaz. La decisión sobre medicación la toma el médico junto con el paciente.
Qué ayuda: enfoques basados en evidencia, sin "píldoras mágicas"
Apoyo psicológico
Los métodos con mayor evidencia incluyen la terapia cognitivo-conductual (TCC) y enfoques relacionados. Ayudan a reconocer y modificar "trampas de pensamiento", entrenar la autorregulación y ampliar conductas de forma gradual, reduciendo la evitación. La investigación muestra que estas intervenciones mejoran la calidad de vida de las personas con trastornos de ansiedad.
Estilo de vida y autocuidado
- Sueño y actividad física: mantener un horario regular y realizar ejercicio aeróbico moderado favorece la resiliencia al estrés.
- Estimulantes: reduzca el exceso de cafeína y nicotina; consulte con su médico sobre el posible impacto de medicamentos o suplementos en la ansiedad.
- Habilidades de regulación: técnicas de respiración y relajación, prácticas de mindfulness, planificación de tareas y retorno gradual a situaciones evitadas (paso a paso).
En ocasiones se pueden indicar medicamentos para reducir síntomas; la elección y el esquema de tratamiento siempre son individuales y se deciden junto con un especialista, considerando las indicaciones y los riesgos.
Estrés o ansiedad: en qué se diferencian
El estrés suele estar relacionado con una situación concreta y se reduce cuando esta finaliza. La ansiedad puede persistir sin causa clara, volverse excesiva y crónica. Reconocer la diferencia ayuda a elegir la estrategia adecuada: frente al estrés, manejar la carga y los recursos; frente a la ansiedad, trabajar con los pensamientos, la respuesta corporal y la evitación.
Checklist breve
- Identifique qué le preocupa: un evento, un pensamiento, una sensación corporal.
- Pregúntese: «¿Qué pruebas tengo a favor y en contra de este escenario?»
- Dé un pequeño paso hacia una meta importante (escribir un correo, salir a caminar, llamar a un amigo).
- Piense en hablar con un especialista: la ansiedad responde a tratamientos eficaces y no está solo en esta experiencia.
Fuentes autorizadas y materiales útiles
- OMS: Trastornos de ansiedad (ficha informativa)
- OMS: COVID-19 y aumento de la ansiedad
- APA: Ansiedad (definición) y diferencias entre ansiedad y estrés
- Mayo Clinic: TAG — síntomas y causas; ataques de pánico; ansiedad y sustancias
- Harvard Health: comprender la respuesta al estrés
- WebMD: síntomas de ansiedad y visión general del tratamiento
- PubMed/NCBI: revisión de los trastornos de ansiedad; calidad de vida y ansiedad
Este material es únicamente informativo y no sustituye la consulta con un especialista. Si presenta síntomas, acuda a un psicólogo o médico.