
El psicólogo infantil Daniyar Arenov recuerda que el impacto de los videojuegos en la salud mental de los niños no es unívoco. Depende de la edad, el género del juego, el tiempo de uso, la calidad del sueño y las reglas familiares. Los datos científicos confirman esta «zona gris»: en algunos niños los juegos ayudan a entrenar la atención y la resolución de problemas, mientras que en otros aumentan la fatiga y dificultan el sueño y el rendimiento escolar. Las recomendaciones profesionales aconsejan no demonizar los juegos, sino gestionar el contexto: elegir contenido adecuado, limitar el tiempo (especialmente antes de dormir) e involucrar a los adultos en la conversación sobre qué y cómo juega el niño (American Academy of Pediatrics).
Qué dice la ciencia: equilibrar riesgos y beneficios
Beneficios potenciales
Los metaanálisis muestran que algunos géneros (especialmente los dinámicos y que requieren alta atención) están asociados con mejoras pequeñas pero reproducibles en habilidades cognitivas — desde el procesamiento visoespacial hasta la flexibilidad cognitiva. El efecto es modesto y depende de la calidad de los estudios, pero existe y se observa con más fuerza en un contexto de entrenamiento que en el juego descontrolado «para pasar el rato» (Technology, Mind, and Behavior — metaanálisis).
Zonas de riesgo
Las principales amenazas son la alteración del sueño y el desplazamiento de otras actividades. Una revisión reciente sobre el sueño indica que el uso de pantallas a altas horas y el contenido emocionalmente excitante dificultan conciliar el sueño, reducen su duración y fragmentan el descanso infantil, lo que afecta la atención y el estado de ánimo durante el día. Otro tema es el trastorno por videojuegos: la OMS lo incluye en la CIE-11 como un trastorno, pero subraya que se refiere a una pequeña proporción de jugadores y que implica un deterioro significativo del funcionamiento diario durante al menos 12 meses (WHO, ICD-11).
Cómo construir una dieta mediática saludable
Reglas que funcionan
- Plan de medios familiar. Definan «dónde, cuándo y cuánto» — tiempo total frente a la pantalla, zonas libres de dispositivos (en la mesa, en el dormitorio) y prioridad al sueño y las tareas escolares. La AAP recomienda un plan flexible elaborado con el niño y revisado a medida que crece.
- El contenido importa más que los minutos. Los juegos cooperativos, creativos y educativos ofrecen más oportunidades para el desarrollo de habilidades y el diálogo familiar sobre valores.
- «Semáforo del sueño». En los 60–90 minutos previos a dormir, solo actividades tranquilas: libros, juegos de mesa, conversaciones suaves. Retiren las pantallas de los dormitorios — esto reduce el riesgo de falta crónica de sueño.
- Juego compartido y retroalimentación. Jueguen juntos al menos de vez en cuando: pregunten «¿qué te gusta de este juego?», «¿qué enseña?», acuerden pausas y terminar el nivel antes de detenerse.
Señales de alarma
Busquen ayuda profesional si el juego desplaza sistemáticamente el sueño, el estudio, la comida y la interacción social; si aumenta la irritabilidad fuera del juego; si aparecen secretismo y conflictos por el acceso a las pantallas; y si los intentos de acuerdos fracasan repetidamente. Recuerden: el diagnóstico de «trastorno por videojuegos» se refiere a una alteración prolongada y grave del funcionamiento, no al entusiasmo por jugar en sí (WHO).
Conclusión: «No prohibir, sino orientar»
Las opiniones de expertos y los datos de investigación coinciden: los videojuegos son una herramienta. En un marco saludable pueden apoyar la motivación y ciertas habilidades cognitivas; en sesiones nocturnas y sin reglas, aumentan el riesgo de fatiga, problemas de sueño y conflictos. La implicación de los padres, los límites claros y el diálogo respetuoso son lo que convierte los juegos en una parte manejable de la infancia en lugar de una fuente de estrés.
Descargo de responsabilidad: Este material tiene fines informativos y educativos únicamente y no sustituye el consejo profesional de un pediatra, psicólogo o psiquiatra. Ante problemas persistentes de sueño, una caída repentina en el rendimiento académico, deterioro del estado de ánimo o riesgos para la seguridad, consulte a un especialista calificado.