
Investigadores australianos han demostrado que el estrés puede “fluir” de una persona a otros miembros de un grupo y aumentar la tensión emocional general. En datos de campo sobre equipos de trabajo, el efecto se explicó por el contagio emocional, es decir, la tendencia a adoptar los sentimientos y el tono de los demás. A nivel de equipo, este contagio modificó la relación entre el estrés laboral individual y el bienestar de los empleados: en los equipos “contagiados”, el estado de ánimo y la salud se deterioraron más fuertemente (Edith Cowan University, 2024).
Cómo funciona: de la biología a la vida cotidiana
Observar — y activarse
Los experimentos de laboratorio confirman que basta con observar cómo otra persona realiza una prueba de estrés para que en el observador aumenten los marcadores de estrés (incluyendo cortisol), incluso si se trata de un video y no de un contacto directo. El efecto es más fuerte cuando las personas tienen cercanía emocional, pero también se observa entre desconocidos (Engert et al., 2014).
Por qué “captamos” emociones
Una revisión sobre el contagio emocional describe varios canales: expresiones faciales y tono de voz, atención a las amenazas e interpretaciones (“qué significa esto para mí”). La susceptibilidad al contagio es un rasgo relativamente estable, lo que hace que algunas personas sean más propensas a absorber el estrés de los demás (Herrando & Constantinides, 2021).
Dónde es más evidente
Familias, aulas, oficinas y sanidad
Las cadenas cotidianas son fáciles de imaginar: un líder preocupado — un equipo ansioso; un padre ansioso — un adolescente tenso; un turno sobrecargado — colegas exhaustos. En la atención sanitaria, la combinación de un trabajo emocionalmente intenso y la falta de recursos hace que el personal sea vulnerable a “reacciones en cadena” de estrés y burnout (Monash University).
Qué ayuda: estrategias individuales y grupales
Nivel individual
- Detectar “disparadores de contagio”. Haga una lista de situaciones/personas tras las cuales se siente vacío o irritable; planifique una breve recuperación (paseo, agua, respiración de 4–6 ciclos/minuto).
- Reducir el enfoque en uno mismo. Una rápida reevaluación (“estoy sintiendo el estrés de otro — esto no es toda la realidad”), redirigir la atención a una tarea concreta.
- Establecer límites asertivos. Uso de “mensajes en primera persona” y límites razonables en tiempo y canales de comunicación.
Nivel de equipo
- Rituales de reinicio. Comenzar las reuniones con un breve check-in y terminarlas con una lista de pasos concretos; esto convierte las emociones en acción.
- Carga de trabajo transparente. Colas de tareas visibles, gestión del tiempo, rotación en los roles de urgencias.
- Los líderes marcan el tono. Ritmo del habla, pausas, reconocimiento de la incertidumbre y de los errores — todo ello reduce la “temperatura” del grupo.
Importante recordar
El “contagio del estrés” no es motivo para buscar culpables. Es un mecanismo que puede mitigarse con consciencia, límites y una mejor organización del trabajo. Si la ansiedad, el insomnio o la irritabilidad persisten durante semanas, es una señal para buscar ayuda profesional.
Descargo de responsabilidad: Este material tiene fines únicamente informativos y educativos y no sustituye la consulta con un médico o psicólogo. Si su estado empeora de forma persistente, tiene pensamientos de autolesión o existe riesgo para su seguridad, busque ayuda de un profesional cualificado y de los servicios de emergencia.